Los alcances del fraude en los pagos con tarjeta

El robo a través del comercio electrónico, los pagos en línea y las compras a distancia -también conocido como fraude global con tarjetas de pago es, sin duda, un fenómeno moderno, que ha crecido desde el inicio de la pandemia de la Covid-19 en 2020.

De acuerdo con la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) de México, la sospecha de fraude cibernético se presentó en cuatro de cada 10 quejas recibidas entre enero y mayo de 2021.

De hecho, al cierre de 2021, la institución había recibido alrededor de 24 mil 215 quejas por fraude cibernético, un incremento del 52% respecto a 2020. Tal vez no es una coincidencia que concuerde con el primer año de la pandemia.

México

Tan grave se ha vuelto el problema en México, que ahora tiene la tasa más alta a nivel mundial de fraude en línea, con un 3%.

En el primer trimestre de 2021, la Condusef registró 628 mil 132 contracargos(pagos debitados con éxito y devueltos a la tarjeta original) en todo el país; una suma equivalente a 323 millones de pesos (US$15m) que tuvo que ser asumida por los operadores en línea.

Esto además representan otros costos: por cada dólar (MX$20) de un contracargo, los vendedores en línea pierden US$2.50 (MX$55) en tiempo, tarifas, bienes físicos y costos de envío. Suficiente para obligar a una empresa en línea a cerrar el negocio.

Consumidores

Y hay evidencia de que la visibilidad de este tipo de delitos está teniendo un impacto en la percepción de los consumidores. De acuerdo con un estudio realizado en 2022 por la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO), cerca del 82% de los consumidores encuestados teme ser víctima de un fraude en el comercio electrónico, mientras que el 75% está preocupado por compartir sus datos bancarios.

Fraudes

El experto en fraudes y delitos financieros de Featurespace, Steve Goddard, reveló que las pérdidas por fraude con tarjetas de pago alcanzaron los 30 mil millones de dólares en 2021, una cifra un 25% superior al PIB anual de países como Honduras o El Salvador.

El fraude sin tarjeta -o pago a distancia-, dominado por las ventas en línea y por teléfono, representó más del 80% de pérdidas cuando los datos de las tarjetas de pago son robados y revendidos a través de Internet.

Goddard señala que, aunque los consumidores de todo el mundo se han pasado a las compras en línea de forma masiva, la tecnología digital y la arquitectura necesarias para apoyar estos sistemas siguen siendo inadecuados, lo que crea la oportunidad perfecta para los estafadores. 

Las bases de datos mal protegidas que pueden ser explotadas y las técnicas de phishing que van desde el robo de tarjetas hasta las solicitudes falsas por correo electrónico, son ya habituales.

Aunque las entidades financieras son conscientes de la naturaleza de las estafas y han puesto en marcha sus propios procedimientos para contrarrestarlas, como la solicitud de códigos de seguridad CVV, los delincuentes están igualmente decididos a burlarlos. 

FUENTE: Featurespace

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *